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Pelea en séptimo grado*

Dos alumnas, desde que se inició el año académico, venían con problemas personales: se insultaban, se amenazan y peleaban. Un día, una de ellas agredió a la otra dándole una fuerte palmada, a lo que la ofendida, llena de odio y rabia, tomó a su adversaria por los cabellos y la arrojó al suelo. Respondiendo de la misma forma, la agredida atacó a la niña, agravando la disputa. La pelea continuó hasta que unas compañeras intervinieron y las separaron. Ambas fueron enviadas a rectoría.
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La rectora las regañó, indagó quién fue la culpable y le ordenó a esta que fuera a su casa. A la otra niña la mandó al salón de clase.  Media hora después, la niña sancionada regresó con su madre, quien habló con la rectora sobre lo que pasó. Al llegar a su casa, la madre castigó fuertemente a la niña, propinándole varios golpes en las piernas.
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Al día siguiente, ella regresó, como de costumbre, a la escuela. Su mirada desafiante para con la otra niña del conflicto creó un clima de enemistad. La profesora, al observar esta crítica situación, actuó inteligentemente formalizando un diálogo con ambas. Tras una larga charla, la profesora concluyó:
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"Las dos se van a comprometer a ser buneas amigas, a no guardarse rencor ni odio, a perdonar las ofensas que se han causado y a convivir como dos hermanitas. Por favor se dan la mano como promesa de que lo harán".
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Al día siguiente, ambas jugaban y departían como buenas amigas.
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*Adaptación de la Historia 4 (pg 64 - 65) del Capítulo 3: Microhistorias de la violencia escolar,  de Parra, R. (1992). La Escuela Violenta. Fundación FES & Tercer Mundo Editores: Colombia. 
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